domingo, 24 de marzo de 2013

SEMBLANZA


Por: José Pérez Chen

CABRAL, BARAHONA.-Ramón Cuevas Medina, es un caficultor desde que comenzó a tener uso de razón, su sueño era comprar o construir una vivienda en el municipio de Cabral, para trasladar su familia a la civilización con el único y sagrado interés de estudiar y progresar, lo que era imposible donde residía. Al parecer el destino le hizo una mala jugada.

“Mon”, como se les conoce en toda esta zona, nos narra con la mirada perdida en el horizonte el trágico accidente que vivió junto a su abnegada esposa poco tiempo después de llegar a esta gran urbe, la que murió instantáneamente, luego que hiciera contacto con un cable de alta tensión  de las redes de la Corporación Dominicana de Electricidad, CDE, por los años de 1998.
 

Con cicatrices imposibles de borrar en gran parte de su cuerpo, sobrevive gracias a un milagro divino, según nos manifiesta con los ojos nublados por las lágrimas y el sabor amargo del recuerdo.

“Estoy vivo, gracias a Dios, y aunque mi mujer no tuvo esa suerte, el sabe por que lo hizo, y me siento conforme”.

En ese trágico accidente también resulto afectado el sr. Manolín Heredia con quemaduras en varias parte de su cuerpo, la amputación de un brazo y varios dedos de una mano. Ambos eran vecinos y residían en el barrio el Guayuyo de este municipio, lugar donde ocurrió la tragedia.

Dice solo haber recibido un cheque por la suma de RD$15,000 (quince mil pesos) para la compra de algunos medicamentos, sin que hasta la fecha se les haya indemnizado por los daños sufridos y las lesiones permanentes.

Hoy, en la postrimería de su vida, y a la edad de 58 años, vive en la mas espantosa miseria, acompañado por la soledad y de algunas enfermedades secuela del accidente del que fue victima, en un paraje apartado llamado Monteada Nueva, del municipio de Polo, a merced de una pequeña parcela que cada año, produce menos para mitigar algunas necesidades.

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